domingo, 25 de marzo de 2012

El primer paso a las alturas


Por Tomás León.

Un trayecto de mil millas empieza por un primer paso
Proverbio Chino

Allá por el año de 1971 en la  ciudad de Ambato,  Cecilia Pozo que era profesora de Orientación Vocacional del Colegio Pío X, pidió a sus alumnos que en una hoja se dibujaran a si mismos en la forma en la que se veían en los próximos 5 años. Uno de los chicos preguntó si se refería a la parte profesional y ella les aclaro que en la hoja  dibujaran su anhelo. Otro estudiante se dibujó inspirado en un libro que dos meses antes  había visto en la biblioteca del mismo colegio, en él se había fascinado con la  foto de un montañista en la nieve y  fue tal el impacto que provocó esta imagen  en el joven que cuando hizo el dibujo  para la materia de Orientación Vocacional sin pensarlo había dibujado no solo un esbozo de sus sueños sino también un boceto de su futuro.


A sus 12 años Iván Vallejo se dibujo así
Efectivamente en el dibujo el personaje tenía una pequeña barba, estaba equipado para subir montañas y sostenía en la mano una bandera del Ecuador tal cual como su autor se vería años más tarde al lograr la cima del Everest y otros picos que sobrepasan los ocho mil metros de altura.

Fotografía  de Edmund Hillary
que inspiró a Ivan Vallejo
 Es así como Iván Vallejo ya desde muy joven se proyectaba a alcanzar metas textualmente muy altas. Lo principal en la motivación de cada persona es el sueño, el anhelo y las acciones que cada ser humano realice para alcanzarlo, para hacerlo realidad. Nos cuenta Iván que cuando vio el libro de National Geographic en la que parecía la foto de Tenzing Norgay y Edmund Hillary den la Biblioteca en la que una vez a la semana  y por 50 minutos podían ver los libros de los estantes pero debían al final devolverlos. Supo entonces que ese libro con estas fotografías y con un titulo tan sugerente como "el Hombre y la Montaña" debían irse a casa con él, y tras un descuido de todos tomó prestado el libro que sería su inspiración para toda la vida.

Junto a Iván Vallejo en UDLA
Pero la motivación para esta aventura tiene aún otro  antecedente y es el apoyo que siempre recibió de sus padres especialmente de su madre quien  a pesar de lo costoso de esta afición por las alturas, nunca puso reparos sino que lo apoyaba en sus proyectos. Cuenta Iván que un día quiso ser torero y su madre se dedicó a buscar un capote y al no hallarlo ella mando a confeccionar uno. Con el tiempo Iván Vallejo cambio de afición y se interesó por las cumbres. Contó esto a su madre y ella en su cumpleaños le regalo un juego de cubiertos para andinistas.
Con el tiempo esta afición y su impulso familiar se complementaron con la disciplina, la creatividad y la tenacidad por alcanzar las metas propuestas.





Una  antigua frase dice que un adulto creativo es un niño que ha sobrevivido y al ver la energía y el dinamismo que Ivan Vallejo proyecta al compartir sus experiencias, esa frase reafirma su acertada aseveración pues Iván ha llevado ese niño con creatividad desde el primer paso a las alturas.

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